Se levantó de la cama, eran las 0500hrs. Una mañana de abril lo llamaba al alba, lo invitaba a la vida, a unirse con toda su energía. Se le unió, debía salir a carretera.
Se adentró en ella, a toda prisa como era su costumbre. Debía cumplir con un horario, con un molesto cliente. Siempre le ponía de mal humor verlo tal vez porque requería seis horas de viaje o era quizás porque debía esperar casi tres horas para ser recibido por él.
Ahí estaba, en el recibidor de su oficina. Jugando a que no lo esperaba cuando de pronto, navegando por la red, encontró a un sui géneris pájaro azul.
Llamó su atención. Lo miró, calló. Lo miró, pensó. Lo miró, suspiró. Lo miró, pensó. Lo miró, lo tocó. Lo miró, se sorprendió. Lo miró por última vez, lo tocó nuevamente pero esta vez, decidido a descubrirlo, a develar su más preciado y profundo secreto.
Así fue su primer encuentro, así lo recordaba cada día al saludar de a uno por uno a sus seguidores, así recordaba cómo había llegado hasta el interior de dicho pájaro, a desmenuzar sus rincones, sus sabores, descubrir sus deseos, sus secretos. Así fue como Twitter entró a su vida y él a su vez, introdujo su vida a Twitter.
Así pasaron los minutos, las horas, los días, los meses. Parecía ser el compañero ideal de carreteras, de oficina, de parranda. Cada mañana tenía un nuevo chiste que contar, una nueva opinión que compartir, una nueva carcajada que soltar, un nuevo suspiro que arrancar, un nuevo secreto que inventar, un nuevo pretexto que utilizar y claro, una nueva twittera que conquistar.
Los viajes, siempre los viajes, eran el pretexto perfecto para conocer más del pájaro que lo había inquietado, para conocer gente que, como él, ahora vivía también a través del pájaro.
Pero ese viaje, fue distinto. La contactó. Realmente, la había contactado meses atrás; compartían más que twitts, más que 'de emes', listas y por supuesto, 'efe efes'.
Así fue como se decidió. Le envió un 'de eme' avisándole de su paso por su ciudad y que la invitaba a tomar un café. Disfrutar por fin, de una rica charla de sobremesa con ella. Ella, aceptó.
La hora se llegó, la cita aconteció. La sobremesa se llegó pero, cambió de ubicación. Ella lo invitó a su casa. Una simple sonrisa, su mirada # 573 y un meneo de melena, lo harían sucumbir a la primera. Así fue.
Apenas despertó, se dio cuenta de que había pasado la noche entera con ella, con su más que 'follower', con su compañera de secretos, deseos, curiosidades y una que otra locura. Con la persona que ese pájaro azul, le había entregado como 'follower' y que en breve, se convirtió en esa gran recompensa.
Apenas y podía mantener abiertos los ojos. Apenas y podía verla sentada a contraluz sosteniendo una taza de café, envuelta en una sábana. Sintió su mirada y volteó, ella le sonrió y acto seguido, le dijo que era tiempo de que se levantara, se diera un baño y siguiera con su viaje.
Le dijo también, que no se preocupara, que nada ni nadie tenía que saber lo sucedido entre sus sábanas y que para él, siempre habría un Twitt o un 'de eme' en su TL.
Se levantó, parecía desconcertado. El desconcierto creció cuando al salir del baño, no había nadie en la habitación. Al bajar, notó que no había nadie en casa. Salió de la casa, se entró en la ciudad para luego, adentrarse en carretera.
Hizo una parada; gasolina y café era lo que necesitaba. Entró a Twitter, saludó a todos. Todo parecía normal, nada parecía estar mal. Pronto, descubrió que no le sabía igual 'twittearla'. No era así como pensaba que la iba a recordar. No era así como quería recordarla.
Los meses pasaron, los twitts y de emes, mermaron. Él se tornó un tanto más complicado. Ella en cambio, parecía distinta, parecía más libre, más ajena a su feminidad. Esa feminidad que invitaba a beberla, a consumarla.
Las peleitas eran más y más seguidas. Eran por todo, eran por nada. Poco a poco, los twitts tendieron a cero, los de emes eran cosa del pasado ya. La magia pues, se había esfumado.
Así pasaron los meses. Él creía lastimarla, ella se reía. Él creía ignorarla, ella se reía. Él creía recuperarla, ella se reía. Él creía humillarla, ella se reía. Él creía reencontrarla, ella se reía. Él creía olvidarla, ella se reía.
Terminó por dejar atrás a ese travieso pájaro. Ese pájaro que se mete por donde sea, llega hasta donde no imaginas. Si si, una mañana lleno de fastidio y hastío, lleno de indiferencia, lleno de decisión, dejó su cuenta de Twitter. Él sintió la necesidad de avisarle a ella. Ella, no hizo mas que reír, otra vez, y darle tres días para regresar.
Así fue. Así justamente fue. Lo que le tomó un año conocer, disfrutar y vivir, le tomó apenas un segundo intentar dejar atrás. Apenas un segundo le bastó para eliminar su cuenta. Trató de olvidar al curioso y adictivo pájaro azul.
Pero, tal como ella sugirió, le tomó apenas tres días, buscarlo en el firmamento y encontrarlo en la pantalla de su BlackBerry Bold, darse de alta con otro alias y claro, buscarla a ella.
Y así fue. En tres días regresó. En tres días regresó de acuerdo a los pronósticos de ella. En tres días regresó, según sus escrituras.
Jajaja... excelente combinación de recuerdos y anhelos... de todo un poco: inversión de roles con revoltura de recuerdos y querencias...
ResponderEliminarSolo otro twittero puede entender los simbólismo
Mi querida sist... no sabes lo que me gustó tu relato, tu post... y todos los tuits que ésto implica.. Me has dibujado la sonrisa y cambiando las palabras de quien comentó antes... creo que esto es... un poco de todo ;D
ResponderEliminarPD. Hoy te extrañé sist, pero un De Eme te lo explicará mejor
Jaja. Sin duda ambos, tienen razón. Tal vez sea una versión de lo que realmente pasó, tal vez sea una mezcla de todas las versiones posibles.
ResponderEliminarHe de confesar me divertí mucho escribiéndolo, imaginándolo y compartiéndolo, me estoy divirtiendo más todavía!
Dejen preparo 'El Dios Del Unfollow', también les gustará ;).
Gracias, gracias a ambos!
Oh Oh Oh! Comenzaré a seguirte por la delicia de este post y por los aromas que de tus tweets emanarán...
ResponderEliminarNo inventes amiga! está genial y lo entiendo perfectamente... =) Muchas gracias por este regalo.
ResponderEliminarBuenísima historia.
ResponderEliminarLa "cloud" no es lo mismo que la realidad.
Linda historia para una película, algo así como : "tienes un twitt"
Gracias por compartila
Esa Shaulita, yo creo que eso si pasó, lo que no se es si fue solamente una vez. Bueno me encantó leerte en esta forma, pero me dejas intrigada quien será el "infortunado". Jaja, saludos y sigue mandandome tus links, va?
ResponderEliminarGracias nuevamente a todos por sus comentarios.
ResponderEliminarÉste, es el primero de la saga de #Cuentuitos, esperen el próximo. Les juro que les va a encantar!
Y no Shaku, no pasó. Mera ficción que parte de un hecho real ;)