A mis dos mujeres más preciadas y a mi adorado atormentado, recuerden que nada es eterno ni siquiera, la muerte.
Todos en algún momento de nuestras vidas, hemos pasado por una bella etapa de enamoramiento. Si si, bella etapa. Ésa en la que todo nos parece bonito, oímos por doquier el canto de las aves, las flores nos huelen mejor, los ojos nos brillan al máximo, los placeres se intensifican, dormimos como bebés, en el trabajo rendimos un 1000 por ciento y un sin fin de situaciones más. Sin embargo, este bello proceso no dura para siempre. Recuerda, lo bueno nunca es eterno. Si si, mal plan realmente.
Existen varios tipos de amores, creo yo. El primero que podrá citar, es aquél que es mero amor platónico y podrán pasar miles de años y podrás conquistar al mismísimo Brad Pitt, en caso de las chicas, o a la mismísima Angelina Jolie, en caso de los chicos, y siempre siempre, seguirás enamorado de dicha persona. Este amor es el menos nocivo. Digo, siempre existirá el riesgo de que algo suceda y que ese ‘endiosamiento’ del cual sufres, desaparezca y veas por fin, tal cual es a la persona en cuestión. No te preocupes, dicho desencanto no causa ceguera ni infartos ni mucho menos, dolor. Al menos no uno insoportable.
El segundo, es aquél que viene acompañado de un gran rapor. Es ese mismo rapor, el que hace que tus endorfinas se eleven y la adrenalina recorra tu ser y que, te enamores en un santiamén. Lo bueno de este tipo de amor es que como llega, se va. No es que sea mera pasión pero, principalmente se vive de ella y, cuando sabemos ser inteligentes, no permitimos que ésta nos maneje y podemos apartarnos cuando la relación, ya no prospera. Se dan casos, me han contado, en los que es prácticamente imposible apartarse de una relación así. Es decir, te dejas de la persona, andas con otra, vuelves con la anterior, sigues con la actual, dejas a la actual, sigues con la anterior y así sucesivamente.
El tercer tipo de amor, se parece un poco al platónico con la diferencia de que en éste, sí hay, más bien, hubo algo. Es aquél al que le añadimos y aludimos cualesquier tipo de ‘y si hubiéramos hecho esto’ ‘y si hubiéramos dicho aquello’, ‘y si ni nos hubiéramos conocido’. Éste, según mi juicio, es un poco de alerta. Digo alerta porque algo en la vida hace que nada de eso que piensas, se haya concretado y por ello, entran en la categoría de los amores de ‘y si hubiera…’. Las cosas no pasan porque si y tengo la firme convicción de que este tipo de amores pueden ser más que dañinos para quien los viva y es por eso que se presenta la constante y atenuante circunstancia del ‘y si hubiera’ y, para beneficio nuestro, terminamos con un triste, pero atinado, amor del tipo ‘y si hubiera’.
El cuarto tipo de amor, es el que le profesas a la persona de tu vida. No todas las personas somos iguales. Gracias al cielo que no es así. Siempre habrá alguien con el que te sientas mejor, podrás haberte casado con el amor de tu vida pero puede ser que no sea la persona de tu vida. La persona de tu vida, es aquella con la que no necesitas siquiera decir un, ‘no me gusta porque…’, porque esta persona, sabe que no te gusta y las veinte razones del porqué no te agrada algo. Es algo así como que un gran amigo pero con la ventaja de que te atrae todo de él y que quieres estar siempre con él. Cuando terminas con alguien de esta categoría, suele haber mucho dolor. Hasta dolor físico tienes, me han contado. Es un amor que te acompañará siempre y que siempre, recordarás con gran alegría.
El quinto tipo de amor, el amor de tu vida. Éste, es el más peligroso. Llega en la presentación que menos hubieras imaginado podría llegar y en el momento menos oportuno incluso me han contado, llega cuando ya dabas todo por perdido. De la noche a la mañana, te sientes como un idiota. Todo te hace sonreír, a todas las canciones que escuchas, les encuentras ‘el chiste’, las horas se te hacen agua al lado de la persona en cuestión. Quieres estar toda tu vida unida a esta persona. Al despertar, ese aliento panteonero, te parece de lo más sensual. Adoras incluso las molestas flatulencias y justificas el hecho de que a veces prefiera estar con sus amigos que contigo. Cedes ante una cartelera de cine, ante salir o quedarse en casa un fin de semana. Ayudas con los trates de la cena, mandas, o recibes, flores, regalas sonrisas por doquier, a las 5 de la mañana le hablas sólo para escuchar su voz o para decirle lo bien que te hace estar entre sus brazos. El sexo se convierte mágica y sorpresivamente en poesía. Por fin, haces el amor.
Antes de continuar, quisiera añadir un tipo de amor más. El desamor de tu vida. El desamor de tu vida es aquél desamor que vas a llorar y a sufrir todos y cada uno de los días que te resten por vivir. Habrán días buenos, habrán días mejores, incluso habrán aquellos en los que ni siquiera recuerdes que ese dolor existe. Habrá días en los que la melancolía te asalte y que añores un poquito esa época en la que eras ‘feliz’ y habrá otros en los que el dolor sea insoportable pero, qué crees!? De amor nadie se ha muerto, bueno, dicen que Carlota se murió de amor cuando le fusilaron a Maximiliano pero, no es un hecho comprobable así que, mientras son peras o son manzanas, son puros chismes y déjame te reitero, de amor nadie se muere.
Si tienes la mala suerte de que el amor de tu vida se vaya de ti, es casi seguro que se convierta en el desamor de tu vida. Si si, no soy nada alentadora pero, no voy a decir que es ley de vida sin embargo, es parte del caminar por la misma y de los pequeños baches que debes superar.
Sobreponerse a una ruptura amorosa no es fácil. Sea cual sea la razón, un engaño, o varios, hastío, cambio de ciudad, intensidad de sentimientos, visiones distintas de la vida, que el amor se le acabe a la persona que está contigo, que te sientas oprimido por la relación… La razón que sea, no es nada fácil empezar de cero.
Se requiere principalmente, de mucho amor propio. No voy a decirte que nunca más lo busques porque, si bien es cierto no es imposible, tampoco lo es que nunca jamás, quieras volver a saber de él. Has de cuenta que un desamor, es algo así como un brunch dominical en el que no vas a encontrar los típicos chilaquiles o el pozole, no. Vas a encontrar, la ira, el coraje del malo y del que te permite seguir adelante, las ganas de que vuelva, la tristeza, el dolor, la alegría de que se haya ido, la esperanza de que recapacite y vuelvan, las ganas de ser otra persona, el dolor en el corazón… Las tazas de amargura vueltas lágrimas. Los escalofríos por la noche. Las pesadillas al despertar, la falta de ganas de seguir vivo, de luchar.
No te dan ganas de nada, es natural. Se vale de hecho. Es un duelo. Pierdes a alguien importante. Aun cuando luego de que hayas disfrutado de todo el brunch de sentimientos y estés preparado ya para el postre que es el del perdón y que hayas decidido ser su amigo, es alguien a quien perdiste ya que nunca jamás, lo vuelves a ver de la misma manera.
Cuando te rompen el corazón, es común que te aferres a que la persona volverá, a que todo iba bien en la relación, a que los dos eran felices, a que nada le faltaba, más sí le sobraba, a tu lado. Es común porque sólo te centras en pensar en lo bueno y lo bonito de la relación. No te detienes a pensar en los momentos aquellos en los que discutieron por una trivialidad como es, el shampoo que comprarían o cuando discutieron porque no te quiso besar delante de sus amigos, o cuando por error, te presentó con sus amigos con el nombre de su ex. También olvidas aquella vez en que llegaste a casa con todas las ganas y alegría porque sabías que ahí estaría para cenar juntos y éste, nunca llega a dicha cena. Olvidas que te mentía, que discutían, que la pasión se había marchado, que los sueños ya no los compartías. Olvidas también, que antes de que te pasara, vivías y te enfrascas sólo en lo que hacías en pareja, te olvidas de tus amigos porque por alguna extraña razón, permitiste que tu círculo de amigos fuera el mismo que ella, o él, frecuenta. Dejas de ir al gimnasio por no encontrártelo, o encontrártela.
Te culpas una y otra y otra y otra vez de lo sucedido. Y si, sí tienes la culpa pero no de la manera en que lo piensas. Tienes la culpa porque sólo te martirizas pensando en lo bonito y olvidas todo lo malo. Todos nos enojamos y todos nos hacemos la vida de cuadritos, será el amor, o desamor, de tu vida pero, también tiene ‘lo suyito’ y de vez en vez, te lo dejaba ver.
Ahora bien, ¿cómo sobreponerte a una pérdida de ese tamaño?
Todos nos hemos hecho esa pregunta, todos hemos sufrido desengaños, traiciones, rupturas y un sin fin de desenlaces más y siempre, nos preguntamos qué va a ser de nosotros ahora que estamos fuera de dicha situación, verdad!? Y a poco no te pasa que, cuando menos te das cuenta, vuelves a reír y a disfrutar cosas que ya no disfrutabas. El tiempo pasó y ni cuenta te diste y realmente no hiciste nada mas que dejar que el tiempo pasara.
Yo creo, estoy convencida de hecho, que cuando se trata del amor de tu vida y que éste se convierte en el desamor de tu vida, no hay nada que lo cure. Es como cuando fallece tu madre, padre, hermano, amigo… Es lo mismo. Es un dolor que no se va, no se quita, lo llevas siempre, no te sobrepones. Aprendes a vivir con él, a no hacerle caso. Aprendes a tener días buenos, días mejores, días incomparablemente radiantes, días melancólicos, días malos y días pésimos. Días en los que sólo respirar, duele.
Es todo un proceso, habrá quienes requieran terapia médica, habrá quienes decidan enfrascarse en el trabajo, en el ejercicio, en la comida, en el sexo desmedido y sin compromiso, en viajar, en plantas, en escribir, en leer, en derrochar, en jugar, en beber, en drogarse, en dormir, en sus mascotas… Qué sé yo. Es tu proceso, tu dolor, tu duelo y todo, absolutamente todo, se vale. Cada organismo pero sobretodo, corazón, es distinto y sana a su tiempo, a su ritmo.
No te pienso dar la fórmula mágica para superarlo puesto que yo aun no he conocido al amor de mi vida sin embargo, ya me ‘desenamoré del hombre de mi vida’ y pues, sufrí mucho. Lo que aprendí es que son batallas que se libran por días y pues, así me repuse, de un día a la vez.
Para poder escribir este post, pedí ayuda a varias personas y, quisiera compartirles las quince maneras que harán que tu duelo, sea más ligero y que te permita vivir de a uno por uno, paso a pasito, día por día. Recuerda que es una batalla que se libra cada 24 horas.
1.- Haz limpieza a tu armario. Si si, como la canción. Saca todo aquello que te recuerde a ella, o a él. Guarda en una caja todos sus obsequios, oculta en una carpeta sus correos, sus mensajes a tu celular, las fotos que tengan juntos ocúltalas. El perfume que te decía le encantaba olerte no lo uses. Mételo todo en una caja, séllalo de manera tal que, no puedas abrirla ni en un millón de años. De alguna manera, enterrarás parte de tu dolor con esa caja.
2.- Escucha música alegre, reguetón si es posible. No recurras al desgastado recurso de poner canciones de dolor, no. Se trata de avanzar, no de estancarse ni mucho menos, retroceder.
3.- Aunque no tengas ganas de nada, intenta arreglarte un poquito más de lo normal. A veces, vernos en el espejo con una buena pinta, nos ayuda a creernos eso de que todo está bien y que, nada pasa ni agobia a nuestro corazón.
4.- Practica deportes al aire libre. Los deportes nos hacen generan endorfinas las cuales, nos hacen sentir bien y, si le añades el beneficio de hacerlo al aire libre, le añades también la oportunidad de oír los cláxones de los coches, las respiraciones de otras personas, oler las cacas de los perros de los que caminan en ese parque al que estás yendo. Te despejas, te ‘oreas’, te distraes completamente.
5.- Acepta un nuevo proyecto laboral. Para algunos, la época de dolor nos hace más creativos y para otros, nos sirve mantenernos ocupados para no entristecernos más. Lo que quiero decir es que, mantengas tu mente ocupada.
6.- Sal a donde sea que te inviten. Si no te agradan mucho las personas que te invitan, ni modo, a hacer mutis y salir. El menor tiempo posible que tengas para estar solo, es mejor.
7.- Cómprate una libretita. Anota todo aquello que recuerdes de la relación, malo y bueno. Si la nostalgia te acosa, dale una leidita donde lo abras y, si es algo que te haya causado dolor, arrancas la hojita y la quemas. Verás que el dolor va a ser menos.
8.- Consiéntete y tómate esas vacaciones que desde hace como tres años, planeaste. Y si no planeaste nada y no tienes mucho dinero, vete a ver a tu tía Dagoberta de Acutzingo total que, aun cuando te encierres en otra casa, el aire que respirarás no estará viciado y, te desintoxicará.
9.- Ten sexo casual. A veces se nos olvida que no sólo para aquella persona que estamos queriendo dejar atrás somos atractivos. Sólo ten cuidado, digamos que no lo consumas en altas dosis porque, puede ser contraproducente.
10.- Sal de compras. Si si, renovarse o morir. No necesariamente tienes que traerte todo el almacén ni mucho menos, tiene que ser para ti pero, podrías comprar las cortinas esas que te encantaron o bien, el taladro ese que quieres desde hace años. Hacer mejoras en tu hogar, sin duda te ayudará.
11.- Come pastel, chocolates, dulces, galletas. Todo lo que tenga azúcar, te dará energía y esa energía, te servirá para salir de tu letargo a distraerte.
12.- Cómprate una planta. Necesitas enfocar tu atención en otra cosa. Las plantas son hermosas y de alguna manera, contribuyes a que el planeta tenga un poquito más de oxígeno. Recuerda, además de distraerte, absorberá toda esa mala vibra que vienes arrastrando.
13.- Si quieres reposar tu dolor como si fuera gripa, hazlo. Sólo ten en cuenta que el reposo no debe ser mayor a 24 horas. En esas 24 horas que destines a reposarlo, llora, grita, patea, golpea, rompe, quema, arranca, entierra, esconde, desaparece, pierde todo aquello que te haga sentir dolor. No te preocupes, puedes reposar cuantas veces te sea necesario siempre y cuando, no lo hagas de manera consecutiva es decir, no se valen 48 horas de reposo continuas.
14.- Sal a rockear intensamente. Por favor, no vayas a un karaoke y pidas canciones de dolor eh!!! Sal de juerga, brinca, canta, coquetea, corre, ríe, grita, baila, échate unos alcoholes… Verás que aun cuando no tengas muchas ganas de socializar, llegando al antro de ambientarás y… ¡La pasarás de pelos!
15.- Ninguna de las anteriores va a funcionar si tú decides adoptar el papel de víctima y de mártir. Recuerda que TODO es cuestión de ACTITUD y si optas por tenerte lástima, te va a llevar más tiempo salir del bache. No hay culpables ni mucho menos víctimas. Son ciclos, procesos, vivencias, épocas, experiencias y, como todo, debe tener un inicio, un desarrollo y una conclusión. No te atormentes más de lo necesario es más, ni siquiera es necesario atormentarte porque ya haya acabado.
Hay una última recomendación que quisiera darte. Ésa viene todita de mi y es muy sincera. Claro que, funcionará sí sólo si, la haces con la más grande humildad. Confíale tu dolor al GADU. Él, sabrá qué hacer con él.
Realmente para sobreponerte a una ruptura, no hay una fórmula ni receta de farmacia. Es cuestión de tiempo y de que hagas un poquito de retrospección. Tu actitud sobretodo, marcará una diferencia enorme entre seguir sufriendo o dejarlo ir. Hace poco leí por ahí que alguien nos pertenece luego de que lo dejamos ir. No es malo ponerse nostálgico, para nada. Lo malo es quedarse ahí y decidir no avanzar. Así que, tú decides cuánto tiempo lo retienes, sufres y sigues sin avanzar.
Recuerda que hay una vida hermosa afuera y que no puede esperar a que tú, decidas dejar de sufrir ya que, te reclama en ella y reclama que, vuelvas a reír y, por si fuera poco y para tu beneplácito, no estás exento de volverte a enamorar así que... Anda ya, ¡a vivir!
Gracias a los que me ayudaron para la elaboración de este post. Son muchos y… ¡Ustedes saben quiénes son!
Muchas gracias por compartirlo, coincido totalmente con tu planteamiento. El dolor de perder a alguien es muy profundo y son de esas cosas que nunca terminas de entender, pero que no queda más que caerse y después sobreponerse. La vida sigue y con o sin desamor, nadie va a hacer nada por ti si tu no lo haces por ti mismo. Es maravilloso poder salir de la tristeza y dejar atrás el dolor y valorar lo que realmente es importante para ti para enfocarte en ello. Ojalá algún día coincidamos y podamos platicar más sobre esto. Te mando un abrazo @lasalomita
ResponderEliminarTienes los dedos llenos de razón mi querida Shaulita, me hiciste recordar tantas cosas muchas gracias por compartir!!
ResponderEliminarOsea me dejaste fascinada con esta entrada... Digo es la verdad y los tips que estas dando son totalmente ciertos te ayudan a sentir mucho mejor, y cada quién decide su manera de sobrellevar ese duelo y dejar atrás al amor de tu vida, ese hombre que era lo que anhelabas en ese momento...
ResponderEliminarWow leer esto fue recordar que una vez hice eso que tú dices...
Felicidades por tu entrada!
Gracias a las tres por participar y bueno, aun no conozco al amor de mi vida pero, ya llevo la sobrevivencia de un desamor. Lo malo, es que nadie se escapa y pues, a veces hay que recordar que de amor, nadie se muere.
ResponderEliminarShaulita:
ResponderEliminarLamento mucho no haber aportado un punto a tus consejos para reponerse, de momento no se me ocurrió nada, sin embargo te agradezco muchísimo el hacerme partícipe de la publicación de este post, que me viene como anillo al dedo...
Mil gracias por compartirlo