Llegar a casa no me había resultado tan distinto como otros días; la ropa limpia estaba donde debía, la casa lucía ordenada, las luces de siempre encendidas y ésa oscuridad que me acompaña, parecía estar sentada esperando a mi llegada, aguardando por nuestra despedida...
Hoy, la casa huele distinto... Hoy, la luz luce distinta... Hoy, la oscuridad esa que de repente olvido pero que de la nada vuelve, también luce distinta... Hoy, nada dentro de casa, ni de mi mente, ni de mi cuerpo y mucho menos de mi corazón, tiene tu olor...
Cada día, me alejo más de ése doloroso pero exquisito recuerdo, de ése rincón de casa en el que me sentaba y pensaba en ti... Ni en mi habitación te puedo encontrar... Ni en tu retrato puedo reconocerte... Casi he olvidado tu rostro, tu mano sobre la mía, tu piel, tu calor, tu cuerpo rozando al mío, tu olor, tu sudor sobre mi piel, tu lengua recorrerme desde lo más visible para todos hasta lo más íntimo entre nosotros...
Cada día te extraño menos... De hecho dejaste de ser la constante de mis días, aquella sombra dulce que me atormentaba, ésa oscuridad que siempre me acompañaba y que ahora, resulta difícil encontrarla aun en mi propia casa, en mi propia cama, en mi propia mente, en mi corazón...
Resulta difícil entender en qué momento te fuiste de mí... No sé si por la fuerza de repetírmelo o por el abandono de tu recuerdo o porque tenía que suceder simplemente... Resulta difícil comprender cómo pude llevarte conmigo tanto tiempo, cómo pude extrañarte, respirarte, olerte, tocarte, sentirte, reconocerte y recorrerte durante tantos días, tantas noches, tanta claridad que tu recuerdo se encargaba de oscurecer... Resulta difícil llegar a casa y no sentirte aquí, conmigo...
Por qué el amor tiene que doler? Eso me pregunto ahora... Finalmente, has dejado de aparecer, has dejado de vivir de mí y en mí, has dejado de ser ésa inherente sombra que me seguía, has dejado de doler...
Tantas veces lo deseé y ahora que lo vivo, me siento tan rara y me resulta difícil precisar desde cuándo dejé de sentirte aquí, conmigo… Hacía mucho no disfrutaba de mi, de salir y vivir, respirar, sentir, oler, tocar, respirar, probar, disfrutar y todo ello, SIN tu oscuridad…
Resulta difícil precisar cuándo volví a reconocerme sin ti… Resulta difícil precisar qué me sitúa ahora afuera de ése ferviente deseo de olvidar… De olvidarme por un instante de mi y con ello, de ti…
Me resulta tan poco familiar estar hoy afuera, Afuera del Deseo …
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